miércoles, 16 de julio de 2014

DIRIGIR LOS ASUNTOS DE UN ESTADO






-¿Dirigir los asuntos de un estado no es acaso algo bastante difícil? -Sí. -Si acaso debieses emprender un viaje por mar, ¿elegirías el piloto echándolo a suertes? ¿y a tu zapatero, a tu herrero, a tu médico? -No. -Ves entonces, no confiarías tu vida a un médico elegido al azar, pero como buen ciudadano, aceptabas encomendar los asuntos de la ciudad a uno cualquiera. [Sócrates] 

No son pocas las alusiones que durante el mundo clásico, y posteriormente en clara referencia a éste, se han hecho para utilizar como metáfora las embarcaciones, sus timones, los contratiempos meteorológicos y el arribo a un buen puerto en relación a la política, a los asuntos directivos de un estado, a las adversidades económicas, sociales e históricas, y al buen término de las mismas. Conceptos, sin embargo, que quedan profundamente dañados en nuestra perspectiva actual de gobierno, tal como ya pasaba en contextos clásicos. Y es que el hecho de que Sócrates dedicara estas palabras a sus conciudadanos nos debe poner en preaviso de que no toda época pasada fue mejor, sino que la historia, sus acontecimientos sociales, personales y colectivos, y sus resultados, son en gran manera los mismos que venimos sufriendo hoy en día. La historia es cíclica, y es por ello que las palabras de Sócrates no suenan anacrónicas en nuestros días, es por ello también por lo que resulta inexplicable la creencia de que el estudiar nuestro pasado no es algo fructífero para nuestra persona y que gastamos esfuerzo, energía y empeño en asuntos vacíos y carentes de sentido. Al igual que en herramientas científicas nos servimos de investigaciones anteriores para  evaluar errores, corregir procedimientos y avanzar en conocimiento, así, las mismas fórmulas deben ser aplicadas a la política, a la sociedad, que, querámoslo o no, dominan nuestra vida. No elijamos por tanto a un piloto cualquiera, no elijamos pues a un zapatero cualquiera,  pues los políticos son mucho más que pilotos o zapateros, ellos en definitiva, en última instancia y en gran medida, están decidiendo tu vida.  



 

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