Desgraciadamente, no poseemos de una grabación en cassette de las conversaciones que mantenían entre sí los romanos. Ni siquiera un mp3, qué mala pata. Por eso, no nos queda más que realizar suposiciones, comparaciones, intuiciones usando la lógica, siguiendo la tendencia de su estructura gramatical y confiar en que los resultados no vayan muy lejos de lo que podía ser la forma original. ¿Cómo se decía "Feliz cumpleaños" en latín?
Pues lo primero, no sabemos siquiera si entre los romanos era costumbre felicitarse por el día del nacimiento. Recuerdo todavía haber hablado con varias personas ancianas y decirme que no sabían con exactitud su fecha de nacimiento, que sus padres les apuntaron en el registro varios días después, cuando se podía, y que nadie en su familia recordaba con precisión qué día exacto había nacido, por lo que lo habitual era felicitar por el santo. Si habías tenido suerte te habían asignado el mismo nombre del santo de tu día y con ello sabías que habías nacido el día de San Agustín, por ejemplo. Y si no, pues te apañabas como podías.
En la época romana dudo mucho de que todas las familias llevaran un recuento exacto del día de nacimiento de sus hijos. A pesar de ello, el nacimiento de un hijo era un acontecimiento importante dentro de la familia y conllevaba diferentes celebraciones. El día del parto era un día exclusivo de mujeres, se realizaba en la casa familiar y la madre era asistida por las otras mujeres de la familia o por una partera en el caso de que su poder adquisitivo se lo permitiera.
Pero intuyo, por ejemplo, que mucho más importante que el nacimiento debía ser la celebración que tenía lugar a los nueve días del nacimiento de la criatura si era varón (o a los ocho en el caso de las niñas), la cual contaba con la aprobación del padre, el dies lustricus. En este día se llevaba a cabo una ceremonia bastante pomposa. La casa se
decoraba por guirnaldas, asistían los otros miembros de la familia y
vecinos, los niños que estaban presentes recibían algunos regalos, se
comían dulces, vino, se realizaban sacrificios, y era un día por lo general para el carácter
festivo. El momento principal era cuando se depositaba al recién nacido a los pies del pater familias y éste le levantaba en brazos para considerar que lo estaba reconociendo como hijo suyo (tollere filium). Este mismo día también se le otorgaba al recién nacido su praenomen, su nombre de pila.
Sea como fuere lo cierto es que el nacimiento de un miembro de la familia era un acontecimiento importante dentro de una familia romana y por consecuencia debía ser algo recordado y celebrado a lo largo de la vida de una persona. ¿Qué palabras utilizaban los romanos para felicitarse el día? En este asunto sólo tenemos suposiciones. Unos versos de Propercio (la delicia de sus versos hace suspirar a cualquier persona que sienta debilidad por la poesía) nos refieren al día del cumpleaños de su amada Cintia.
Liber Tertius, X (Propercio)
Mirabar, quidnam visissent mane Camenae,
ante meum stantes sole rubente torum.
natalis nostrae signum misere puellae
et manibus faustos ter crepuere sonos.
Me extrañaba, por qué las Musas Camenas me
visitaron por la mañana permaneciendo
ante mi cama con el rojizo sol.
Me enviaron la señal del día del nacimiento de mi chica
y con sus manos tres veces aplaudieron favorables augurios.
Las interpretaciones de cómo podían decirse "feliz cumpleaños" son de todos los tipos:
- En los cursos de idiomas de la cadena inglesa
BBC indican que lo correcto sería decir "
Fortuna dies natalis!".
- El día del cumpleaños del Papa Benedicto XVI el periódico del Vaticano abría con el titular "Ad multos annos" (para muchos años).
- Otros especialistas coinciden en decir que lo más parecido debía ser algo así como "Beatum diem natalem" o en su defecto "Felicem diem natalem" o con su variación en genitivo "Beatum/Felicem diem natalis".
Por ello, elegid la que más conveniente os parezca o deducid la vuestra propia, seguro que razones para argumentar no os faltan. Mientras un romano no se levante de su tumba, no habrá nadie que pueda decir que ésta o aquella tiene más o menos veracidad a ciencia cierta.
Hoy, en el día de mi cumpleaños me remito a lo seguro: ¡Felicidades!